Vicente Laglera eficaz cartero de principios de siglo XX en el año 1913
Ampliando noticias comunicadas por
telégrafo referente al servicio de Correos
entre esta oficina de Ayerbe y
pueblos de Los Anglis, Piedramorrera,
Biscarrués, Ardisa y Puendeluna,
conviene hacer una pequeña aclaración,
y es la de que el servicio venía
prestándolo desde hace ya algunos
años, muy á satisfacción de aquellos
vecinos, don Vicente Laglera.
Últimamente, mal informada tal vez,
la Dirección general de Correos, acordó
ampliar el citado servicio, agregando
á dicha ruta, Sierra de los Blancos
y Casas de Esper, viniendo á sumar un
recorrido de 45 ó más kilómetros en
total, y por este motivo el peatón hizo
indicaciones á este señor jefe, que de
tener que hacer este nuevo servicio se
vería en la necesidad de renunciar el
cargo por serle de todo punto imposible
servirlo, dado el excesivo recorrido
que habían señalado y el exiguo
sueldo.
Esto hará más de veinte días, y como
aquél por fin presentó la dimisión,
ayer, telegráficameate, comunicaron el
cese, sin contar con sustituto para hacer
el servicio desde el momento, y
héteme ahora que en este caso, por estar de antemano apercibidos, se hallan incomunicados con el resto del globo, sufriendo como
es natural, los perjuicios consiguientes.
La protesta es unánime, y los Ayuntamientos
respectivos de esos pueblos propónense elevar las suyas, pidiendo,
como el interés general lo demanda,
el que sin demora se dé solución
al asunto, dejando las cosas como hasta
ahora se han sucedido, estableciendo
á lo más una nueva peatonía entre
Ardisa y Esper, por Sierra de las Blancas,
y reintegrando, como es de justicia,
en pago de los excelentes servicios
que viene prestando de nuevo en
el cargo, al referido peatón Laglera.
Conviene tener presente, porque ello
dice mucho en su favor, que este digno
empleado se ofreció incondicionalmente
á seguir cumpliendo el antiguo
servicio, hasta tanto hubiera otra persona
apta que pudiera reemplazarle.
Las razones que pudo haber para
no aceptar tan excelente proposición
las desconozco.
En opinión general esta solución
debió aceptarse, dejando á un lado
formulismos de reglamentos, que en
muchos casos como el presente á nada
práctico conducen, y sí á causar molestias
y perjuicios al público.
El corresponsal
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