Historia de Puendeluna

Toño Pérez nos ha pasado esta pequeña/gran historia de nuestro pueblo:

Según la Crónica de San Juan de la Peña “el rey Sancho Ramírez tomó Bolea en 1081, que volvió a perder en seguida, y en 1083 pobló Ayerbe. Quizá en este primer ataque, cuyo objetivo final era aislar y sitiar Huesca, y que pudo partir de Loarre y Marcuello, cayera en poder de los aragoneses las poblaciones de La Sotonera y de la Val de Ayerbe, que no se vieron afectadas por la pérdida de Bolea, que cercada no se rindió hasta después de la conquista de Huesca en tiempos de Pedro I.

Mediada la década, el rey Sancho Ramírez había conseguido sitiar la ciudad de Huesca y comenzar la fortificación de Montearagón, al tiempo que fijaba la delimitación entre los territorios conquistados y la zona musulmana en una línea que iría de Rosel, en la orilla oriental del río Gállego, dentro de la Val de Ayerbe, hasta la parte noroccidental de la ciudad de Huesca, a cuyos defensores sólo les quedaba el camino de La Violada para recibir ayuda de los moros de Zaragoza, vía Almudevar y Zuera”.

El 19 de noviembre de 1096, gana Pedro I la batalla de Alcoraz al rey moro Al-Mustain II, y a consecuencia de la cual, la ciudad de Huesca se rinde y pide el perdón a Pedro I, entregándose la ciudad el 27 de diciembre de 1096.

La conquista de Huesca implica el dominio cristiano de la Hoya de Huesca desde el río Gállego hasta el río Alcanadre, distrito que se denominó Nova Terra. Esta es conocida por un documento de 1103 que especifica los nombres de 160 poblados, castillos y almunias que el rey repartió entre las jurisdicciones eclesiásticas del obispado de Huesca y de la abadía de Montearagón. Ente estos términos figura Arrosel como lugar de repoblación cristiana, y que queda bajo jurisdicción de la abadía de Montearagón.

En marzo de 1206 hay una escritura del rey Pedro II a favor de Pedro de Tolosana y Pedro López de Murillo por la que el rey les concede la facultad de construir molinos en el punto que deseen del río Gállego, desde el vado de Roselló en Murillo hasta el puente de Luna, así como en la isla de Palacio con la condición de que por cada rueda de molino o molinos que edificaran, se de al rey y a los suyos, anualmente, un cahiz de trigo y otro de ordio y quedando a salvo el supremo dominio del rey. Y si alguno de los molinos predichos fuese destruido porque se lo ha llevado el río, por cada muela destruida deje de pagarse el censo establecido.

Esto parece indicar que en 1206 ya estaba terminado el puente, o por lo menos en construcción, aunque no había ni población ni casas.

Así mismo, en mayo de 1206 Pedro I dona a Montearagón las décimas y primicias del lugar de Rosel, junto a un puente de nueva construcción sobre el río Gállego, a fin de asentar el mayor número de habitantes, ya que el índice de población debía ser muy bajo.

En octubre del mismo año, al puente, denominado esta vez de Rosel, recibe un legado testamentario de diez sueldos, de una tal Doña Jordana; el doble le dedica otro redactado cuatro años más tarde, en 1210: estas dos citas son indicio suficiente de que efectivamente la edificación se estaba realizando por entonces.

Hay documentos de esta época, del infante Fernando, hermano del rey Pedro II que siendo abad de Montearagón, se construyeron tres puentes en los dominios del monasterio: el puente de Rosel sobre el río Gállego, el puente de Val Podrida sobre el arroyo de la Clamor y el del río Flumen. Durante este tiempo anduvo en tratos con los canónigos un “magister pontis”, llamado Pedro de Medina, casado con n Marta, que bien pudo ser el constructor de los tres. Al comenzar el año1212 se había terminado la construcción del puente de Rosel y de una iglesia, junto a él, dedicada a San Nicolás. Este puente se construyó sobre el río Gállego entre los términos de Ayerbe y Luna y dio origen a una nueva población, subsistente aún, llamada Puendeluna, en la provincia de Zaragoza.

En febrero de ese año 1212, el infante Fernando y los canónigos extendieron un documento a favor de Salvador “pontero de ponte de Arrosel” y a los primicieros de Luna, Sancho de Luesia y Gil de Iñigo Vita, “auditores predicti ponéis”, concediéndoles la iglesia de San Nicolás, con la condición de tributar anualmente a Montearagón “un aureo legal y de justo peso”. Se instituyó en previsión de una futura población, que, si se reunieran pobladores y habitantes en lugar de la iglesia del puente, el monasterio se reservaba “el señorío de ordenación de dicha iglesia”. Pocos meses después, el 7 de junio de 1212, el infante y los canónigos extendieron un nuevo documento, rectificando el anterior, en el sentido de que la iglesia de San Nicolás era dada a los vecinos de Luna con todas sus pertenencias, oblaciones, pila bautismal y cementerio. Se insistió en la posible población del lugar y se determinó que si “andando el tiempo aconteciese que fuera habitado por colones y se edificara allí una villa, los diezmos y primicias habrían de repartirse a medias entre la iglesia madre Montearagón y la de San Nicolás”, debiendo ser satisfechos a partes iguales la manutención y sostenimiento de un sacerdote y un escolar para el servicio de la última. Aparte, persistiendo en el tributo impuesto al pontero y a los primicieros del primer documento, se ratificó el pago de un aureo anual a Montearagón. En esta ocasión el puente recibe ya el nombre de “puente de Luna”. En 1237 es receptor de otro legado similar a los aludidos.

En 1272, Jaime I entrega a sus hijos Pedro y Jaime las baronías de Ayerbe y Ejérica respectivamente. La de Ayerbe comprendía Ayerbe, Luesia, Agüero, Lisso (Eliso), Artaso, Siest, Bureta, Azuer, Cahatrayo y Vinimien.

Las sobrejunterías es una división administrativa que aparece por primera vez en Zuriza, referidas al siglo XIII. La sobrejuntería de Jaca aparece por primera vez en 1279, cuando el rey Pedro III nombra para el cargo a Jaime de Ablitas, señalando que sus términos comprenderían la “sobrejuntería de Jaca y de la Valdosella y la canal de Aragón, desde Puendeluna hacia Ejea hasta el Ebro, y desde el Ebro por toda la frontera de Navarra y por el puente de Gascuña y la sobrejuntería de Sobrarbe hasta el río Gállego.

EL 29 de enero de 1294, Rodrigo Ximenez de Luna, que más tarde sería comendador en Montalbán (Teruel) de la orden de Santiago, al recibir del rey Jaime II el castillo y villa de Bolea y la torre de murillo entregó al rey, a cambio, el castillo de Sierra Castillo con todas las villas a él pertenecientes y sitas en sus términos: Salinas, Fañanas, Villalangua, Castillo y villa de Sas (Jaz), Javierre, castillo de la Peña de Santa María de el de Sas, Yeste, Blansaco, Triste, Santa María, Visus y Rumpisacos. Orden que Jaime II confirmó con fecha de 20 de enero de 1295 dando licencia a Pedro de Montagut, sobrejuntero de Huesca, para entregar a Rodrigo y a su hijo Jimeno de Luna los castillos de Bolea y Torre de Murillo y las aldeas, que el rey les había concedido mientras vivieran, de Santa Eulalia de Gállego, Sierra de Estronad, Morán, Ardisa, Sierra de Blancos, Puendeluna, Miramonte, Casas de Esper, Piedratajada, Erés y Concilio.

Esto nos indica que en 1295 Puendeluna ya existía como población y ya no pertenecía a Montearagón sino al rey.

Ya en 1315, el pontaje que se cobra en Luna es evaluado en ochenta sueldos anuales y se computa entre las Rentas Reales, estando concedido por el rey, a violario, a favor de un particular. La magnitud de los restos actuales, con sillares de buen tamaño, indica las dimensiones de esta obra que durante todo el periodo medieval posibilitó el tráfico humano y mercantil ente ambas orillas del Gállego, y la importancia del camino entre Huesca y las Cinco Villas.

El 18 de abril de 1346 Pedro IV de Aragón concedió al concejo de Luna que pudiese cobrar, durante cinco años, el impuesto de pontazgo por el paso del río Gállego, en barca o por el puente, destinando lo recaudado a la reparación del puente que había sido destruido por una riada. En 1348 el mismo rey amplió este privilegio por cuatro años más.

La baronía de Ayerbe tenía constantes pleitos entre sus señores y sus vecinos. Se había vendido en 1360 a D. Pedro Martínez de Arbea, el cual a su vez la vendió a D. Pedro Jordán de Huríes por 10.000 libras jaquesas, entrando a partir de entonces en esta familia. Estaban implicadas todas sus aldeas: Biscarrués, Basrdanés, Piedramorrera, Losanglis, Fontellas, Riglos, Carcavilla, Mondot, Rosel, Arguis, Nueno y Marcuello.

En 1381, el rey Pedro IV, concede a favor de la villa de Luna el derecho real del puente de Luna, en el río Gállego, para no pagar la persona de la villa que pasara el puente.

En 1502, litigaba doña Beatriz Ruiz, viuda de Fadrique de Urriés. Para esa fecha varias de las aldeas se habían despoblado, apareciendo como pardinas: Bardanés, Carcavilla, Mondot, Péquera, Rosel.

Tras diversas disputas y gestiones, el día 18 de julio de 1571, el Papa Pío V expidió seis bulas para desmembrar la diócesis de Huesca y crear las diócesis de Barbastro y de Jaca, desaparecidas a raíz de la reconquista de Lérida y Huesca respectivamente. Como esto planteaba problemas económicos para sostener tres curias diocesanas con los ingresos que hasta entonces había tenido una sola, la solución se encontró desmembrando las posesiones de los grandes monasterios de San Juan de la Peña y San Victorián, que en su mayor parte contribuyeron con sus rentas a sufragar los gastos y mantenimiento de los tres nuevos obispados.

Con este motivo Rosel queda incluido en la diócesis de –Huesca, sustrayendo a la pertenencia a Montearagón y Puendeluna queda bajo la jurisdicción del obispado de –Jaca.

En 1610 el geógrafo portugués Labaña, al servicio del rey de España, recorrió todo Aragón. Y nos aporta los siguientes datos: “el tres de diciembre llegó a Murillo de Gállego, villa del rey con 100 vecinos, asentada en lo alto de un cerro, tiene una buena torre de un castillo, es del obispado de Pamplona. Tiene una jurisdicción sobre los lugares de Santa Eulalia: 40 casas, Ardisa: 15 casas, Erés: 6 casas, Puendeluna: 14 casas, Piedratajada: 50 casas.

En 1963 volvieron los enfrentamientos entre los vecinos de Ayerbe y sus señores, los Huríes. Entre los sitios que se disputaban estaba la pardina de Rosel, Turuñana, Mondot Samitiel, etc. Los pleitos se fallaron a favor de los Huríes ya que en 1696 fueron repuestos todos los derechos del señorío en la persona de Joseph Gracia de Huríes, hijo de D. Pedro de Huríes.

Hacia 1792 Rosel se había convertido en una posada, no hay que olvidar que por ahí pasaba el camino de Zaragoza a Ayerbe y el Verán. Rosel nos los describe en estos años D. Pedro Blecua y Paúl: “Rosel que es una posada y coto redondo propio del señor marqués de Ayerbe, que nombra alcalde y es dueño de caza, leña y pesca, dista de Huesca como 5 leguas y nueve de Zaragoza. Hay una iglesia muy decente con vestigios de haber sido parroquia, donde se dice misa para inquilinos y viajeros los días festivos, a cargo de la universidad de Huesca, que percibe los diezmos. La primicia, su señor, que tiene buena casa, fuente contigua y dos estanques que recogen las aguas de lluvia para regar cuando se necesita. Es terreno casi todo llano, muy a propósito para granos, de los que se recogen anualmente 500 cahices. Hay buenos pastos, que mantienen en el invierno como 1800 cabezas de lanar y cabrio, con 50 mular. Un bosque poblado de encinas y coscojo, abundancia de conejos, liebres, perdices y algunos ciervos. Confina: al norte con Ayerbe; al mediodía con la Mezquita; al levante con Artasona y al poniente con el río Gállego.”

Como veremos la descripción es bastante parecida a la actual, pero de dimensiones algo mayores.

Durante la guerra carlista, el 30 de octubre de 1848, Juan Antonio Jordán, alcalde de Murillo, avisó al de Agüero que “el ejercito restaurador de la libertad” se encontraba en Puendeluna.

En el diccionario geográfico “Madoz” de1848 los datos de Puendeluna y Rosel son descritos de la siguiente forma:

Puendeluna: lugar con ayuntamiento, de la provincia y audiencia territorial de Zaragoza, de la que dista 8 ½ leguas, capitanía general de Aragón, partido judicial de Ejea de los Caballeros, de que dista 4 leguas, diócesis de Jaca (11 leguas). Situada en la orilla derecha del río Gállego, al extremo meridional del monte de Murillo, le baten los vientos del N. y O., su clima es templado y sano. Tiene 31 casas de no muy buena fábrica, escuela de niños a la que concurren 16, dotada con 7 cahices de trigo; iglesia parroquial de San Nicolás, de entrada servida por un solo sacerdote, individuo del capítulo eclesiástico de Murillo, de cuya parroquia es filial, y una ermita bajo la advocación de Ntra. Señora de Miramonte, que sirve para oír misa los días de precepto los fieles de Casas de Esper, y un cementerio. El término es parte integrante del monte de Murillo: sin embargo sus confrontaciones son, por el norte con el de Ardisa, al este con la Atalaya de Rosel y Ortilla (provincia de Huesca), al sur Piedratajada y al oeste Sierra de Luna y el coto redondo de Casas de Esper, jurisdicción de Ardisa. El terreno es secano y de mediana calidad. Los caminos son de pueblo a pueblo, en regular estado. El correo se toma el domingo en Eyerbe. Produce trigo, cebada, poco vino y algunas legumbres, mantiene ganado lanar y cabrío; hay caza de conejos y perdices y pesca en el río Gállego de barbos, madrillas y anguilas. Población: 26 vecinos, 122 almas. Capital producido 216.208 reales. Contribución 3.112 reales. Fue antes aldea de Murillo.

Rosel (Madoz 1848): castillo y coto en la provincia y partido judicial de Huesca, en la jurisdicción de Ortilla. Situado en una llanada al sur de Artasona, combatido por los vientos del norte y clima sano. Tiene una casa, una fuente próxima y una ermita, Ntra. Sª del Pilar, aneja a Montmesa. Confina al norte con el monte del conde de Parsent, este el de Montmesa, sur el de Biscarrués y oeste río Gállego. El terreno es buena calidad y parte de regadío, con algún monte bajo, en el que hay una dehesa de pasto capaz para 600 cabezas de ganado. Produce trigo y cebada; cría ganado lanar y caza de conejos y perdices. Población: 1 vecino, 6 almas. Contribución: 318 reales 29 maravedíes.

La descripción de Puendeluna que hace Abbad Ríos a mediados de los años 40, en su “Catálogo monumental de la provincia de Zaragoza” es: “Tiene 60 casas y 331 habitantes. Se comunica por la carretera particular de la sociedad Eléctricas Reunidas de Zaragoza. La iglesia parroquial de San Nicolás, es un edificio reconstruido en los primeros años del siglo actual, sin interés. El retablo mayor dedicado a San Nicolás es de la segunda mitad del siglo XV, compuesto de banco, que contiene a San Miguel, San Bartolomé, Ecce-Homo, Santa Agueda y San Agustín. En el cuerpo las de San Nicolás, en el centro, rodeado de cuatro escenas de su vida: bautizando, dando comunión, consagración episcopal y muerte. En el remate del retablo, el Cristo en la Cruz entre la Virgen y San Juan.

Retablo de San Bartolomé: pertenece a la misma época y escuela que el anterior, contiene las siguientes tablas: San Pedro, Santiago, Ecce-Homo con un ángel, y tabla con dos santas. En el cuerpo del retablo, San Bartolomé en el centro y a los dos lados San Lorenzo y Sanvicente, y sobre éstos, dos escenas de sus vidas. Remata el retablo una tabla con el Calvario.

Ambos retablos tienen indudables relaciones con los de la Colegiata de Ainsa y con la tabla conservada en la sacristía de la iglesia parroquial de la Virgen de Altabas de Zaragoza; obra, según Post, del maestro Armisen.”

La evolución de la población de Puendeluna es:

6 fuegos (año 1495); 6 fuegos (1543); 17 fuegos (1646); 18 vecinos (1713); 7 vecinos (1717); 7 vecinos (1722); 7 vecinos (1787); 23 vecinos (1797); 31 casas, 26 vecinos, 122 almas (Madoz 1848); 216 habitantes (1857); 401 habitantes (1970); 60 habitantes (1981)

Para calcular los habitantes hay que multiplicar los vecinos o fuegos por 4´5 o 5.

La iglesia de San Nicolás tuvo muchas transformaciones, las reformas más importantes en el siglo XVII y a principios del actual. Aunque algunos sillares de la pared sur deben ser originales, del siglo XIII, al conservar 4 tipos de marcas de canteros distintas.

Una descripción actual de Rosel nos la proporciona Naval Mas, en 1980, en su “inventario artístico del partido judicial de Huesca”.:

Castillo de Rosel, pertenece al municipio de Montmesa, es casa de labranza desde donde sigue el cultivo de una importante propiedad agrícola. Está situado en el límite de la provincia de Huesca. El conjunto de edificaciones, en su mayor parte destinadas al almacenamiento de maquinaria agrícola y cereales, está presidida por la casa que todavía se denomina Castillo. Es una construcción de sillería que recuerda las que se edificaron en la comarca en el siglo XVIII. En su fachada destaca la entrada, no porque esté ornamentada, sino porque es adintelada, a diferencia de otras edificaciones similares que siempre son de arco de medio punto. En la planta elevada hubo sencillas ventanas adinteladas. El tejado vuela sobre alero de ladrillos dispuestos en esquinillas.

Edificación complementaria es la iglesia, construida en la década de los sesenta, reproduciendo otra anterior, cuyo s restos todavía se conservan. Es de nave única de tres tramos separados por dos arcos apuntados cuyas aristas están achaflanadas. La portada es de arco de medio punto que también tiene las aristas del intradós rebajadas por una moldura curva. Las dovelas quedan enmarcadas, por la parte del trasdós, con una moldura apoyada en impostas que, lo mismo que aquella, recuerdan las que con sección de nacela enmarcaban las portadas románicas. En el interior, la pila bautismal tiene copa de piedra toscamente labrada, se apoya sobre una sencilla piedra. La pila de agua bendita es trabajo popular, curioso por tener excavada la cavidad en el cráneo de una sencilla cabeza toscamente esculpida.

En el extremo de la alineación de edificios en que se encuentra esta iglesia, junto a la casa denominada Castillo, quedan tres de los cuatro muros que configuraban el edificio de la primitiva iglesia. Su fábrica es de sillares regularmente tallados con muros sencillos de no más anchura que los sillares. En ellos quedan los huecos en que estuvieron embebidos los arcos apuntados trasladados a la nueva iglesia. De la primitiva proceden también la portada, la espadaña y las dos pilas. El interior del recinto, a 1´50 metros aproximadamente de altura, está recogido por una moldura con sección de bocel que fue imitada en la actual iglesia. Lo conservado de la primitiva construcción hace pensar que fue edificada en los siglos XVI-XVII.

No lejos queda una bodega de las excavadas bajo tierra y cerca hay un campo en el que han aparecido restos de sillares, lo cual ha dado fundamento para pensar que allí pudo estar el desaparecido poblado medieval.




Toño Pérez Villaroya

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