Un inolvidable día de caza

Sobre una jornada de caza de jabalí se ha escrito esto.....

Un inolvidable día del jabalí en Puendeluna La jornada deparó diversas vivencias a los cazadores venidos de la zona Algunos integrantes de la sociedad proceden a despellejar los jabalís. Panorámica aérea de esta localidad de las Cinco Villas. El día amaneció frío y nublado lejos de llevar el nombre de la Inmaculada. Tan pronto suena el despertador se entra en movimiento. Es un día de nervios por motivos dispares: piensas, ¡menos mal que no me he dormido! Ahora a coordinar todo y a soportar las quejas de algunos, que bien las hacen entre risas, pero mejor podían contar un chiste. Menos mal que esto ya no es nuevo. Atrás quedan los días de mi primera cacería.Los permisos en regla y la comunicación de la cacería es la obligación más importante de un presidente. El trabajo burocrático estaba hecho; coger permisos, invitaciones, bolitas del bingo, bolígrafo. Ya sólo me falta coger mis sauvestres y el chaleco que llevaba mi hermano Eduardo, y acudir al punto de reunión.Atados los últimos cabos, empiezan a acudir los cazadores (Boquiñeni, Esplongueta, Pinseque, Marracos, Gurrea, y Puendeluna). Mientras se prepara el café y el desayuno, en la Esplongueta, se empiezan a realizar las comprobaciones oportunas sobre los permisos de los invitados. A los demás ya los conozco, y sé que los tienen en vigor.Entre tanto se agradece la colaboración del resto de la Junta de la Sociedad y de los socios que se prestan para agilizar todo. Ya sólo queda sortear los puntos, y hacer la relación de puestos una vez que los cazadores añejos han decidido qué puestos entran en el lote.Antes de partir se vuelve a oír el comentario que siempre repito en cada cacería: munición, seguridad y piezas a abatir (jabalí). Hartos de comer, de oír a los perros gritar, y del presidente... por fín a los coches y cada uno a su puesto. Mientras los resacadores dan tiempo.Una vez ubicados y al abrigo, sólo queda esperar atentos. De repente, se abre la caja de los truenos, y se oye la música del concierto que estábamos viendo. Comentan que era como en la guerra. Tiros y tiros, resacadores, puestos, y más tiros. Antonio dice por el walky de juguete ¡que matanza! Hernando y Damián iban a "volteras" con los jabalíes por el suelo. ¡Emocionante! Todavía recuerdo el primer jabalí que maté. Casi me rompe una costilla.Fuimos los primeros en empezar el concierto y después fueron los de la carbonera que también estaban de cacería. Tras ordenarse de nuevo empiezan los resacadores, con el otro trozo del barranco. Al poco rato, más música por los puestos del final. No estuvieron finos, y los animales recularon. Ya llevábamos 2 horas de resaque, y era lo nunca visto. Pero todavía nos faltaba por ver más. Se oyen los ladridos de Homer y Lucas (podenco y sabueso de Antonio), y al momento suenan los misiles que disparaba el tirador que estaba frente a mí, allá en el horizonte. Al rato sonaban los demás puestos.Se da por terminada la cacería: 4 horas de duración con los resultados que se ven en la foto. Los triunfadores fueron: Antonio, dos; Hernando, uno; Michel, uno; uno, el mozo de Pinseque; dos, los de la Esplonqueta, creo recordar. Para mi desgracia, no pasó por mi zona ningún cochino, pero también para mí consuelo conservo mis 15 sauvestres. Todavía guardo en la memoria las siete sauvestres que se fueron a un cochino la temporada pasada tirándole lejos, lejos.La sobremesaAhora a comer, que tenemos calentita la comida en el bar del pueblo, y luego al tajo que queda mucho por pelar, y por reír. Por supuesto, al garaje de Eugenio. El pillín se quería marchar para no mancharlo. Quedaba palpado en el ambiente la alegría del resto de vecinos del municipio, ya que Puendeluna es un pueblo que no está acostumbrado a ver siete jabalís encima del remolque.Aprovecho para recordarles a los responsables que corresponda que todavía tienen una carretera por terminar, después de variois años pensando cual es su trazado. Estaba marcado que iba a ser un gran día de caza, dados los destrozos que habían provocado en los campos. De eso ya no se acuerdan algunos agricultores. Siempre nos quedará en la mente el recuerdo de este día que a buen seguro se convertirá en el mejor de toda la temporada, dada la escasa población de perdiz, y de conejo en nuestros montes.Ya sólo me queda comentaros la anécdota del día. No os lo vais a creer. Se abandona un puesto porque después de disparar y abatir uno, fue a buscar munición al coche. Había ido al puesto con tres balas. Bien, el coche lo tenía cerca, pero resultó que mientras estaba buscándolas por la guantera, le pasaron 12 jabalíes como quien dice afeitándole el culo: "cazadores del corte inglés".Lamentablemente, cuando se organizan cosas se cometen errores. Unos por otros, dos socios de la sociedad no fueron avisados de la cacería. Aprovecho la ocasión para brindarles mis disculpas. También se preparara un decálogo de conducta o normas para los puestos, qué socios e invitados respetarán sin objeciones, así como unos procedimientos a seguir en el reparto de las piezas abatidas. Ya sólo me queda dedicarle esta pequeña crónica a Hernando, que afortunadamente se recupera de accidente de tráfico que sufrió el pasado 10 de diciembre.

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